Si eres de los que busca entretenimiento sin muchas complicaciones, El último objetivo ofrece precisamente eso. También garantiza una buena ración de guiños clásicos del cine para toda la familia: conexión intergeneracional entre un abuelo y su nieta que acaban de conocerse y una oportunidad de redención para su personaje principal. Uno de los alicientes de la película es ver a un secundario como Ron Perlman en uno de esos roles más pegados a la realidad que a la fantasía propios del mundo del cómic, aunque sin renunciar a la acción. Esta vez, es como si uno de los personajes de Tarantino o de los hermanos Coen se hubiera colado en una película de Disney. Con esa caótica melena blanca que luce su protagonista, Nicolas Cage, se trata de un título ideal para completistas de la saga de pelucas y excesos capilares del prolífico actor; que resulta un subgénero cinematográfico en sí mismo.