Si de algo se beneficia una saga como Mad Max, que tiene ya más de 45 años de historia, es de haber contado siempre con el mismo cineasta en la dirección de todas sus entregas. Es la franquicia y el universo visual de George Miller. No solo por haber mantenido un mismo estilo tras la cámara, sino por haber sido también el responsable de la idea original.
La primera Mad Max, la de la era de Mel Gibson como protagonista, se estrenó en 1979 y sitúa este universo cinematográfico en una Australia distópica y apocalíptica en la que el orden social ha saltado por los aires. La saga explota a su favor los áridos paisajes oceánicos y, ya a finales de los setenta, tuvo la audacia de tratar temas que iban a estar en la conversación décadas después, como la enorme ruptura cívica que pueden provocar los estragos ecológicos.
En ese momento, George Miller era un médico que estaba bregado en tratar las heridas que provocaban los excesos viales de las bandas de motoristas en las carreteras de su país. Y fue esa realidad la que le inspiró para crear este inédito universo ficticio, en el que las desérticas autopistas australianas se convierten en campo de batalla por un bien muy preciado: la gasolina.
La primera entrega costó muy poco y recaudó mucho, siendo durante décadas las película más rentable de la historia del cine. Su secuela, Mad Max 2, llegó apenas dos años después y repitió triunfo. Para la llegada de la tercera entrega, Mad Max: más allá de la cúpula del trueno, en el año 1985, su estreno ya se había convertido en todo un acontecimiento en Hollywood y se permitía el lujo de sumar a su reparto a rostros inesperados, como la estrella de la música Tina Turner.
Desde entonces, la saga de Mad Max ha sido una permanente influencia para muchas otras creaciones de la cultura popular. Se han creado mangas y cómics ampliando su historia, varios vídeos musicales se han inspirado en su estética, además de videojuegos y cineastas como James Cameron la citan como una de las fuentes a partir de las que ha creado su propio estilo.
A pesar de todo, a George Miller le costó recuperar la franquicia. Tuvo que esperar 30 años para crear otra entrega, que no es si secuela, ni precuela, ni reboot, pero que está ambientada en el mismo universo distópico. En Mad Max: Fury Road (2015) Tom Hardy toma le relevo de Mel Gibson como protagonista de esta nueva historia y encima lo enfrentan a una poderosa presencia cinematográfica como es Charlize Theron. Este personaje femenino resultó tan relevante para George Miller y sus colaboradores que terminó dando pie a Furiosa: A Mad Max Saga (2024), un spin-off que, esta vez sí, también funciona como precuela de la anterior explicando los orígenes del personaje de Imperator Furiosa. Anya Taylor-Joy, la protagonista de Gambito de dama, toma el testigo de Charlize Theron como una versión más joven del personaje y le acompaña en el reparto el australiano más famoso del momento: Chris Hemsworth.
Y la historia todavía no ha terminado, porque la nueva era comandada por Tom Hardy ya prepara una nueva entrega, la esperada Mad Max: The Wasteland.