Ante el estreno de la temporada 2 de The Last of Us (2023) y la sequía posterior, tenéis dos opciones. Una, el modo bucle: buscar todo el contenido adicional, jugar al juego una vez y otra, rebozaros en la miseria y agotar extras como Así se hizo The Last of Us (2023), entrevistas y demases. Dos, pasar página desengrasando con una serie parecida que os abra puertecillas a otra cosa. Vamos con eso.
De The Last of Us parece haber consenso en el entusiasmo generalizado por la relación entre Pedro Pascal y Bella Ramsey en tensión con, uno, la culpa de Joel y, dos, el giro al mundo postapocalíptico más allá del cinismo (ese episodio con Nick Offerman, no lo olvidamos). Por lo que las series que os proponemos a continuación tratan de encajarse en esta intersección: mucho gas, pero diferente, y algunas buenas razones para llorar. Las ordenamos de forma aleatoria, e intentaremos no caer en lo muy obvio.
1. Sweet Tooth: El niño ciervo (2021)
Hay menos sangre, pero no habéis venido para eso. Este apocalipsis apto para ver en familia se basa en el alto concepto de que una década después de la práctica extinción humana, empiezan a nacer criaturas híbridas entre animal y humano, monstruos a ojos de los supervivientes. Gus (Christian Convery), un chico mitad ciervo mitad niño, emprende un viaje para encontrar a su madre en Colorado y recibe la ayuda a regañadientes de un hombre (Nonso Anozie), que debe protegerlo de los cazadores furtivos. Vedla si de los “fines del mundo” echáis en falta matices entre el odio y el odio o si, por ejemplo, Sombra y hueso (2021) os entusiasmó.
2. Estación Once (2021)
Una miniserie bisagra perfecta y, sobre todo, que no da grima (como, tose, Here de Robert Zemeckis). La adaptación de la novela homónima de Emily St. John Mandel se divide en dos líneas temporales: una en medio de una pandemia mundial y la otra 20 años después, mientras los supervivientes siguen adelante con sus vidas. ¿Qué mejor para poner otra vez la vida, y no la muerte, en el centro? Además, la pareja central, Kirsten (Matilda Lawler y Mackenzie Davis, veinte años después) y Jeevan (Himesh Patel), quien la acogió al desatarse el virus, os recordará muchísimo a Joel y Ellie. Quizás las comparéis demasiado, eso también es un riesgo.
3. Chernobyl (2019)
Entra el camión de los rezagados de la Vuelta seriéfila. Cuatro años antes de crear la adaptación de The Last of Us junto a Neil Druckmann, Craig Mazin se erigía como el mayor director de orquestas del caos con un “oh, mierda” de dimensiones colosales y basado en hechos absolutamente reales. En Chernobyl, Mazin integra la ficción histórica del peor desastre nuclear de la humanidad con un entramado de personajes digno de echarse las manos a la cabeza (hay un episodio con perros que aún me da pesadillas) y luego echar un suspirito. Y Jared Harris, Stellan Skarsgård, Emily Watson o Jessie Buckley, repartazo.
4. The Leftovers (2014)
Esta también resulta algo evidente, pero no mencionarla supondría olvidar una de las mejores alegorías no-moralizantes ni resobadas sobre premisa fantástica. La seriecreada por Damon Lindelof (Perdidos, 2004) y Tom Perrotta (Juegos secretos, 2006) da un giro rotundo al apocalipsis porque, en esencia, trata sobre personas que fingen que el mundo sigue igual. Esto resulta ser una tarea más difícil de lo previsto cuando el 2% de la población mundial desaparece sin dejar rastro (justo un 14 de abril, cuando se estrena la temporada 2 de The Last of Us, mira tú). Tres años después, la secta del Remanente Culpable trama un plan para sacudir las vidas de quienes quisieron seguir adelante.
5. Attack on Titan (2013)
Si lo que os impresionó de The Last of Us fueron los grises morales de Joel, al mismo tiempo un padrazo y un tremendo (inserte su propio calificativo inapropiado) hacia todo el resto de la humanidad, esperad a ver todo el arco de Eren Jaeger, hijo retorcido de sus propias razones. Luego está la supervivencia de los humanos contra hordas de titanes que se los quieren comer, vale, pero lo mejor de este nuevo clásico, uno de los mejores animes de la última década, nace de la evolución de alguien que arrolla con los sueños ajenos y llora mientras se mira al ombligo.
6. Tales of the Walking Dead (2022)
Podríamos recomendar The Walking Dead (2010), pero eso supondría recuperar once temporadas de una serie que a ratos corre menos que sus no-muertos. Vayamos pues al formato antológico que esta propone, con algunos cameos de altura, como Terry Crews u Olivia Munn. La serie funciona por las mismas lógicas que los grandes apocalipsis, pero controlando mejor sus piezas: lo supimos con el capítulo Mucho, mucho tiempo, lo capitular y cerrado mola. Además, esta es más corta que Fear the Walking Dead (2015), The Walking Dead: World Beyond (2020) o The Walking Dead: Dead City (2023). No está mal, ¿verdad?
7. Steins;Gate (2011)
Volvamos a la base “quiero emocionarme hasta las lágrimas con un mundo en el que todo esté en juego, y no necesito que mi protagonista sea un santo”. Si eso es lo tuyo, el anime debe ser una parada obligatoria. Prueba con esta serie de culto, en la que un autoproclamado científico loco con claros problemas relacionales medio-inventa una máquina del tiempo que lo hará saltar en busca de una prometida línea de tiempo donde ninguno de sus amigos tenga que sufrir nunca más. Es una de las mejores series basadas en videojuegos.
8. 12 Monkeys (2015)
La adaptación de El muelle de Chris Marker (1962) y de la película de Terry Gilliam (12 monos de 1995), por suerte, no trata de emular lo que en términos cinematográficos aportaron cada una, sino que se centra en la posibilidad de arreglar lo inarreglable, el conflicto que también vertebra ‘Steins; Gate’. La serie añade viajes en el tiempo a las secuelas de un brote viral que catapultó a la civilización de vuelta a la edad oscura, tejiendo una historia compleja que conserva todos los temas de otras series de su género, plus, una épica historia de amor.
9. The Mandalorian (2019)
A Pedro Pascal le encanta pasear niños por terrenos baldíos, ya sea la fogosa Ellie o el monérrimo Bebé Yoda. Los motivos de El lobo solitario y su cachorro están vivísimos en este giro sci-fi al western de pistolas y cartucheras. Acción por doquier, world-building para satisfacer a todo fan de La guerra de las galaxias (1977), mucho meme por delante, algunas alianzas inesperadas y varios momentos-pañuelo. Eso sí, no esperéis verle demasiado la cara al rascal de Pedro Pascal, que el casco de cazarrecompensas no se le quita tan fácil.
10. Black Summer (2019)
Nació como spin-off de Z Nation (2014), pero es bastante más que un extra. Aquí seguimos a Rose (Jaime King), una joven madre que se separa de su hija, Anna, en los primeros días del apocalipsis zombi. Nada, ansiedad. Como una Odiseo entre masacres, aunque Rose se integre en un grupo de supervivientes, lo suyo será encontrar a Anna. Os digo: en estos primeros momentos de caos y tripas al aire, la misión no resulta sencilla. Quizás desarrolle menos los personajes y la trama que The Last of Us, pero su terca concentración en una primera persona asegura, por el contrario, una experiencia vivísima del apocalipsis al caer.
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