De Mao a Mozart (1981)

La premisa es simple: el genial violinista norteamericano es invitado en 1979 por el gobierno comunista a pasar en la China tres semanas de visita cultural. “Usando la música como pasaporte”, y narrándonoslo aquí con su propia voz, Stern se planta en medio de un país casi rural, estéticamente uniforme y musicalmente inmóvil, y se pone a pontificar a diestro y siniestro (lleno, eso sí, de bonhomía y amabilidad). Su periplo (“una visita para conocer a sus gentes, no una gira”) nos mostrará una sucesión de debates sobre Mozart y capitalismo, clases magistrales para estudiantes (a quienes deleita con severas pero humorísticas amonestaciones técnicas, y comparaciones con el ping pong), trucos de decano y un sinfín de situaciones llenas de humanidad e inevitable choque cultural. From Mao to Mozart tiene también su obligatoria cara oscura, cuando una entrevista al director del conservatorio de Shanghái se transforma en un relato sobre el lado podrido de la “revolución cultural” de 1968: la represión, la tortura y los suicidios de maestros “contaminados” por los “demonios extranjeros”. Un oscarizado documental musical que supera con creces el género.